Entrevista a Joseph Christie, Secretario de Educación Superior de la Compañía de Jesús

Joseph Christie, jesuita, es actualmente el Secretario de Educación Superior de la Compañía de Jesús y presidente la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas.

Recientemente participó en el espacio de pocast Indefugibles, una iniciativa de la Cátedra de Ética y Pensamiento Cristiano del IQS, en la que conversó con los profesores Oriol Quintana y Llorenç Puig.

A lo largo de la entrevista habló del papel de los centros universitarios de la Compañía de Jesús y de los retos que afrontan en estos momentos. Destacamos aquí algunas de las reflexiones que quiso compartir. La conversación íntegra en inglés se puede escuchar en este enlace.

¿Por qué los jesuitas tienen universidades?

En la medida que preparamos un puñado de gente para ser mejores personas, el bien puede entrar en el mundo y transformarlo. Estamos en el mundo para participar con Jesús en la creación del reino de Dios.

Las universidades jesuitas son reconocidas por su calidad, pero al mismo tiempo, se las tacha de elitistas. ¿Cree usted que es una acusación legítima? 

Es una verdad a medias. Tenemos algunas instituciones muy bien posicionadas que pueden dar esa impresión de que sólo trabajamos con la élite de la sociedad. También tenemos instituciones de “primeros auxilios”, para ayudar a los pobres, a aquellos que están en los márgenes. La Compañía de Jesús tiene cuatro “Preferencias Apostólicas Universales”, una de las cuales es precisamente caminar con los pobres. Tenemos el reto de integrar esas cuatro preferencias apostólicas en todos nuestros ministerios. Se han hecho esfuerzos, aunque probablemente, no han sido suficientes para cambiar esta percepción. 

Actualmente, las universidades jesuitas acogen personas de todas las tradiciones y culturas. ¿Está en peligro la identidad católica o jesuita de nuestras instituciones? ¿Cómo podemos continuar con esa apertura y al mismo tiempo, mantener nuestra identidad?

Los documentos de nuestra Congregación General nos llaman a ser interreligiosos por naturaleza. Necesitamos enseñar a nuestros jóvenes a ser interreligiosos, a respetar otras culturas, respetar al otro: de género, de etnia, de religión. Enraizados en nuestra fe cristiana y nuestra cultura, desde ahí iremos a trabajar con los otros, desde el respeto. Nuestro trabajo se basa en la fe, estoy aquí por mi fe en Cristo y he venido a trabajar. A eso llamamos apostolado, ministerio. Es parte de la construcción del reino de Dios. No veo una dificultad en trabajar con y para otros de diferentes culturas, si estamos fuertemente enraizados en nuestra fe cristiana.

Una de las preferencias apostólicas que ha establecido la Compañía de Jesús es acompañar a la juventud para crear un futuro con esperanza. ¿Cómo cree usted que podemos hacerlo desde nuestras universidades?

Una vez más, hay que volver a San Ignacio. Él estaba buscando la formación integral de los individuos. Necesitamos enfocarnos en ello. Debemos estudiar el contexto actual y preguntarnos cómo podemos ayudar a nuestros estudiantes. Ellos deben ser buenos ciudadanos del mundo del mañana. Como dijo Ignacio, aquellos que puedan transformar el mundo, que puedan ser levadura en el mundo. Hombres y mujeres entregados a los demás. El criterio en educación sería cómo ayudarlos para que lleguen a ser personas que transformen el mundo.

¿Cuáles son los retos de las universidades jesuitas para el futuro? 

Por un lado, el número de jesuitas decrece alrededor del mundo. Otro reto sería la accesibilidad y que nuestras universidades ya nos sean percibidas como elitistas. Seguramente la tecnología nos puede ayudar en este tema. Otro es responder a la demanda de educación superior en áreas donde no hemos estado presentes, como África. Tenemos la responsabilidad de ayudar a la gente ahí donde un número reducido de personas pueden acceder a la educación superior.  Y, por último, creo que esta puede ser nuestra reflexión, el discernimiento que necesitamos hacer para dibujar el futuro de la educación superior: ¿Cómo transformamos la educación para hacerla verdaderamente jesuita, relevante, una ayuda real para que nuestros estudiantes lleguen a ser personas integrales que sean levadura en el mundo? 

Fuente: IQS