San Ignacio y Manresa
El 25 de marzo de 1522, Ignacio de Loyola (Iñigo López de Recalde) bajó de Montserrat a Manresa. Allí vivió durante diez meses. La estancia de San Ignacio en Manresa -mucho más larga de lo que estaba previsto- tiene un gran relieve en la biografía y en la obra del santo. En una gruta o cueva cerca del río Cardener, Ignacio vivió una firme experiencia espiritual, que sería el origen de una serie de indicaciones metodológicas para guías de experiencias similares: el Libro de los Ejercicios, una ayuda para orientar según Dios la propia vida.