La comunidad jesuita de Palau se convierte en comunidad de hospitalidad

Al inicio del curso 2020-2021 la comunidad de jesuitas ubicada en la calle Palau, en el centro de Barcelona, se renovó y recibió el encargo de abrirse a la hospitalidad y ayudar a dinamizar una Comunidad Apostólica amplia con todas las personas que participan en la casa. El edificio donde se encuentra esta comunidad acoge también la Fundación Migra Studium y la Iglesia Nuestra Señora de la Victoria.

Desde inicios de febrero, Aboubaker Sidiki Kake comparte vida y espacios con los 5 jesuitas de la comunidad. Es de Guinea Conakry, llegó a Barcelona hace tres años y habla muy bien tanto el castellano como el catalán. En estos momentos busca trabajo para poder ser plenamente autónomo. Su testimonio está recogido en este artículo que publicó recientemente en la revista de ACO.

Las comunidades de hospitalidad surgieron hace unos años en diferentes puntos donde se encuentra presente la Compañía de Jesús, con el deseo de compartir como religiosos nuestra vida cotidiana con personas de origen inmigrante que tienen dificultades para garantizar su derecho a una vivienda digna. En Cataluña, la comunidad de Bellvitge ya lleva cuatro cursos acogiendo personas de origen inmigrante, de la mano del proyecto de hospitalidad de Migra Studium (www.hospitalaris.org). "Su experiencia", explica el supeior de la comunidad de Palau, Pau Vidal, "nos ha sido de mucha ayuda e inspiración para hacer este paso".

Una oportunidad para que nuestra vida religiosa se renueve y pueda ser significativa hoy

Abrir las puertas de las comunidades y poder convivir con personas de origen inmigrante nos ayuda a concretar la Preferencia Apostólica Universal tercera de la Compañía de Jesús, que nos invita a de caminar con los vulnerabilizados. "Deseamos que esta experiencia sea ocasión para renovar nuestra vida espiritual como seguidores de Jesús, que siempre acogía a todos. Las comunidades de hospitalidad son también una manera concreta de ir ensayando nuevos modelos comunitarios, para que nuestra vida religiosa se renueve y pueda ser significativa hoy", afirma Pau Vidal.

Por otra parte, la gestación de la Comunidad Apostólica Palau va tomando ritmo. Se ha creado un grupo que reúne unas treinta personas, llamado Fe y Migra, y que ya hace un año que realiza encuentros mensuales de oración. Son espacios de profundidad y compartir, con el objetivo de alimentar una fe que obra la justicia. En medio de esta Europa en la que muchos inmigrantes se encuentran excluídos y con actitudes hostiles, el grupo de Fe y Migra quiere poner rostro humano y cultivar el deseo de encuentro y celebrar la diversidad. Ahora mismo el grupo trabaja para concretar más pasos y consolidar un núcleo comunitario sólido que ayude a articular más estrechamente la comunidad de vida, la obra social y la iglesia, las tres realidades presentes en la calle Palau.